jueves, 22 de marzo de 2012

"Luces Rojas" o cómo hacer al espectador pensar



Hoy, por primera vez, voy a hacer la crítica a una película que está en cartelera, así que si os gusta o llama la atención, no dudéis en ir a verla, estáis a tiempo.
'Luces Rojas' es una película del infravalorado director Rodrigo Cortés, cuyo talento únicamente fue alabado con su película anterior, 'Buried', no despreciando a la misma, que en mi opinión es también bastante decente. Sin embargo, películas o cortometrajes como 'Concursante' o '15 días', de gran calidad, no hicieron de este director a alguien más conocido.
Con 'Luces Rojas' Rodrigo Cortés nos intenta mostrar el mundo de lo paranormal y de los escépticos que no quieren creer en dicho mundo (y digo intenta, porque durante la película no podemos apreciar con claridad cuál es la posición de cada uno de los personajes, haciendo que a veces nos perdamos en el enrevesado guión del mismo director). Con un ánimo que puede percibirse desde la butaca del cine, Rodrigo Cortés hace que empaticemos sólo con una de las dos partes del hilo argumental. Y éste puede que haya sido el fallo de esta película: nadie de los que acuden al cine es capaz de verse reflejado en cuanto al mundo paranormal, sino que únicamente coincide con la pareja de físicos formada por Sigourney Weaver y Cillian Murphy. 
El film trata sobre dos físicos, una más adulta y curtida profesora de universidad cuya asignatura todos queremos cursar después de ver la película llamada Margaret (Sigourney Weaver) y otro más joven e inexperto profesor llamado Tom (Cillian Murphy) cuya misión es desmontar todos los espectáculos que se lucran de la fe de las personas, así como cualquier fenómeno paranormal sucedido en la privacidad de un hogar. Sin embargo, esta misión se verá truncada cuando Margaret y Tom se encuentren con el regreso de uno de los más cotizados y famosos mentalistas, Simon Silver (interpretado por un siempre más que correcto Robert De Niro). A partir del regreso, las vidas de ambos físicos se verán altamente alteradas, haciendo en ellos una gran brecha emocional. 
La actuación de los tres actores principales es la que esperamos al ir a ver la película. Quizás la más sorprendente es la de Cillian Murphy, que es capaz de cambiar de registro de una forma radical un par de veces durante la película, llevando la trama principal a partir de la segunda mitad y cargando con gran parte de ella durante la primera mitad, y no los otros dos principales, tal y como querían venderlo. 
Tampoco hay que pasar por alto la actuación de los secundarios, de los cuales destacaría a Elizabeth Olsen, hermana de las conocidas gemelas Olsen, cuyo papel hace de apaleador emocional al de Cillian Murphy, haciendo que el personaje de Tom se descalabre en momentos gracias a las reflexiones que la chica le hace. Joely Richardson, que realiza las funciones de manager de Simon Silver, hace sus funciones a las mil maravillas, quedando a la  altura en un reparto muy bien escogido.
En cuanto a la inspiración del director en este film, vemos una clara representación de lo que es el cine de Christopher Nolam ('Origen' o la ya comentada aquí 'El Caballero oscuro'). No se sabe muy bien en qué, porque Rodrigo Cortés ha sabido realizar muy bien sus funciones de director, pudiendo decir con la voz muy alta que esta película es únicamente suya y de su imaginación, sin embargo nos recuerda en ocasiones a la imagen o al ambiente oscuro de las películas del anteriormente mencionado director. Pero aun así, no creo que exista director que en sus películas no haya sido inspirado por el cine de otros. Al fin y al cabo, el cine no es sólo creación, también reciclaje y renovación.
¿Que si recomiendo esta película? Sí, sin duda alguna. ¿El por qué de este título? Bueno, quizás un símil más con el cine de Nolan. La película consigue un giro argumental extremo en los últimos 5 minutos, haciendo que el shock del espectador dure una vez salga del cine. Esta película pertenece al cine que hace pensar al espectador, así como esforzarse en asimilar un final para nada esperado, como ocurrió en su momento con 'Origen'. Pero no se le puede quitar el mérito a Cortés, esta película es un producto bastante decente para el cine español (si bien el reparto es extranjero, pero de actores nacionales no podemos vivir solamente), que hace que poco a poco vaya subiendo la calidad de nuestras salas. Película recomendada, sí, pero no para gente que no va al cine a pensar. Aquí pensar y disfrutar sí es compatible. Pero si vas a disfrutar únicamente, recomiendo que vayas mejor a ver otras películas en cartelera, véase 'John Carter' o 'Chronicle'. Al fin y al cabo, el cine es pura poesía. Y como la poesía, lo mejor es disfrutarla, y luego, pensarla. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

"Camino", la fuerza de una vida


"Yo le doy gracias a Dios cada día por la enfermedad de nuestra hija"


Con esta horrible frase se explica el diálogo de una película absolutamente desgarradora. "Camino", dirigida por Javier Fesser, narra la historia de una niña de once años perteneciente a una familia del Opus Dei que se enfrenta a algo completamente desconocido para ella: el amor. Con unos personajes bárbaros, y una historia tremenda, se nos muestra el "camino" del amor y la decadencia, con un final nada feliz (aunque la última escena no nos haga pensar eso). Camino es una niña que, además, nos aporta un espíritu vital y optimista increíble pese a su enfermedad, nada que ver con lo que la madre nos hace sentir cuando la vemos en pantalla. La enfermedad supone el inicio que una táctica para ir destrozando poco a poco a la familia de Camino, simplemente por las lecciones morales que día sí y día también da esa niña con 11 años de edad.  Y es que, aunque parezca mentira, la enfermedad y muerte de camino (no os he destripado nada, que desde el principio se sabe que vas a ver la muerte de una niña) no es más que la historia central, derivándose de ella gran parte del resto de la película. Que Camino esté enferma o no es algo que esperamos ver. Sin embargo, a lo que no nos acostumbraremos viendo la película es a la gran paleta de sentimientos que el director pone a nuestra disposición en este film. 
Camino es una niña que desde el minuto uno nos enamora, y ayuda mucho el empeño y la actuación de Nerea Camacho, la actriz que interpreta a la niña. La forma que el espectador tiene de empatizar con el personaje de Camino pocas veces se ve en el cine. Los sentimientos que nos transmite la película somos capaces de sentirlos en nuestras propias carnes, desde alegría hasta una tremenda tristeza, así como la mayor de las rabias. Y hay algo que hace esta película especial: mucha gente sólo es capaz de verla una vez. Es una película que nos marca, que nos hace replantearnos cosas, y que desde el principio nos adelanta que lo vamos a pasar mal, muy mal.
Es una película en modo de flashback, que en ningún momento se hace pesada, si bien lo que el espectador busca es que se pase rápido por la tristeza constante con la que se ve. Y una cosa hay clara, y es que el odio que sentimos a determinados personajes, no es un odio irracional, sino más bien un odio motivado por la forma de contar la historia. No se trata de ideologías, sino de formas de ver una misma situación mediante la personalidad de cada uno de ellos. Porque hasta la madre, dura y en ocasiones egoísta, tiene  pequeños momentos de debilidad que, a duras penas, la humaniza. La hermana (interpretada por Manuela Vellés) es el nexo de unión entre el padre y la madre, y aunque en ocasiones la queremos apartar de la pantalla por su obsesión a negar la realidad, en otras nos sirve para  ver que Camino es feliz dentro de su tortura, y ella, en ocasiones, ayuda (como la canción que le canta, momento tierno donde los haya).
Pero sin duda alguna las dos figuras que resaltan en esta película son tanto Camino, como su querido padre, Jose, interpretado por un magistral Mariano Venancio. Se trata del personaje que nos alivia en este duro sendero de sufrimiento y dolor, y sin duda, el más querido por todos los que hemos visto la película. Su amor por su hija traspasa las pantallas, y nos llega de una forma totalmente voraz. 
Mención especial merece la escena de la playa, una de las que mejor ejemplifican lo que es Camino: una película donde amor y devoción luchan, con la victoria de la primera a pesar del triste final. Los dualismos entre ambas son constantes, y la escena final es en la que más podemos observarlo.
Hay escenas que incluso llaman más la atención, y nos hacen meternos directamente en la piel de Camino, como su lucha constante con el ángel de la guarda, la cual sufrimos a más no poder. Camino, en sus sueños, nos hace partícipes, y nos describe los sentimientos que en ese momento pasan por su débil cuerpo. 
En cuanto a las controversias, el director siempre ha afirmado que tomó la historia de Alexia, la niña en proceso de beatificación, pero que no se trata de una biografía. Ha cogido varios casos y los ha unido en una misma película no con el fin de ridiculizar al Opus Dei, sino con el fin de hacernos ver de que antes de la devoción a una Iglesia, o de unos pensamientos, están nuestra familia, nuestros amigos y todo el amor que sentimos hacia ellos: en cuestiones de salud, enfermedades, muerte, no todo vale. 

Así, es de las mejores películas que he visto en mi corta vida. No sabría decir si la mejor, pero todo lo que me hizo sentir, y todo aquello que vi y que me hizo reflexionar hoy en día lo sigo teniendo presente.